¿Qué es realmente importante a la hora de elegir socios?
#יםמהשבוי Gil Levy #post3
No se trata sólo de una cuestión de fortalezas y debilidades complementarias: se trata también de ambiciones y una visión compartida.
En el curso conocí a Gil, mi primer socio inmobiliario y amigo íntimo. Empezamos a hablar después de que vi que se estaba centrando en un área que yo también estaba considerando. Desde el primer momento tuvimos mucha química, las conversaciones fluyeron y sentí una buena intuición sobre él.
Rápidamente nos dimos cuenta de que teníamos puntos fuertes complementarios: cuando yo soy fuerte, él lo es menos y cuando él es brillante, yo no tengo ni idea. Se sintió como una conexión natural y comenzamos a trabajar juntos. Analizamos áreas, hablamos con gente del campo, mejoramos nuestras herramientas e incluso buscamos tecnologías que nos hicieran la vida más fácil (la última parte fue principalmente de él, a mí me interesa menos).
Cuando llegó nuestro primer acuerdo, empezamos a ejecutarlo a toda velocidad. Ya lo hablé en la publicación anterior: lo implementamos y fue una colaboración excelente. Pero... no todo salió bien.
Si bien Gil siguió dedicándose al sector inmobiliario como vertiente complementaria, para mí era el objetivo principal, mi sueño. Quería acelerar el ritmo, analizar más acuerdos, captar inversores y desarrollarme. Pero sentí que algo no conectaba.
A pesar de la conexión personal, la dinámica y las fortalezas complementarias, no pudimos realmente hacer avanzar nuestro trabajo como lo había soñado. Después de muchos intentos, juntos nos dimos cuenta de que faltaba algo.
La decisión fue seguir administrando nuestra propiedad conjunta juntos, pero darnos a cada uno espacio para mirar en otras direcciones.
Entonces, ¿qué estaba buscando?
Sabía que quería trabajar con socios. No pretendo saberlo todo y es una pérdida de tiempo siquiera intentarlo. Sé exactamente lo que sé y, más aún, dónde están mis debilidades. Quería encontrar a alguien que respondiera exactamente esas lagunas y me diera la conexión que me faltaba.
Y entonces, como sucede muchas veces, encontré que todo lo que buscaba estaba justo frente a mí. Después de meses de búsqueda, en una conversación y una frase lanzada al aire, se tomó la decisión más natural: convertir a Maor, mi socio, en mi socio comercial.
¿Qué cambió?
Desde que trabajamos juntos, me he dado cuenta de dos cosas principales que me faltaban en las asociaciones anteriores:
Pensando como un sistema empresarial, Maor trae consigo una experiencia de la que yo y nuestros socios anteriores carecíamos. Él ve las cosas de una manera estratégica, empresarial e integral, y esto nos da una base mucho más sólida.
Visión y objetivo compartidos: Maor y yo vinimos a conquistar este mundo. Vivimos, respiramos y soñamos con el sector inmobiliario. Para nosotros está por delante del entretenimiento, las vacaciones e incluso la familia. No existe el "tal vez funcione", sino el "cómo", "cuándo" y con qué estrategia. El objetivo es claro: lograr el mayor éxito posible, sin techos de cristal.
Mis conclusiones para elegir socios:
Las dinámicas y fortalezas complementarias son importantes, pero no lo son todo.
Al iniciar una asociación a largo plazo, especialmente con el objetivo de establecer un sistema empresarial, debe asegurarse de que la visión y la pasión sean las mismas.
Una buena asociación es como un rompecabezas: cada parte aporta su propia singularidad y juntos creamos el panorama general. Cuando existe una conexión correcta entre los valores, la visión y las capacidades, se crea una base sólida para el éxito conjunto.
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